viernes, octubre 30

LA NOCHE Y LOS RECUERDOS






(Poema dedicado a Oscar Kessel como regalo al amigo de tantos años y batallas, como regalo por su cumpleaños)


La noche y los recuerdos. Abandonar el pasado en aquella ciudad inolvidable, aquellos paseos por la avenida, las conversaciones, el osado paladar de una copa destilada en quién sabe que oscuro rincón de la ciudad. Conversaciones y el tiempo que transcurre entre los agudos de un bajo, un saxo tronando desde la profundidad del suelo, las bellas palmeras que fueron desapareciendo. El sabor oxidado de los nuevos poemas, los versos trocados en esa reverencia que jamás retornará a su estado inicial, caminar y los descuidos esa oscura tentación de querer descubrir el futuro desde el futuro y no desde ese pasado que habita en el presente.

La noche y los recuerdos. La ciudad convertida en una burbuja de tiempo, esas esquinas donde alguna vez incluimos nuestros recuerdos. Aquellas peñas donde todos queríamos imponer nuestra voz por encima del trovador, aquellos desgañitadores berridos que hoy nos saben a gloria, que hoy añoramos, que hoy intentamos retomar sin la posibilidad de recuperarlos, sin la posibilidad de encender aquellas velas derretidas por el paso del tiempo, por el capricho de una ventana sin vista al presente.

La noche y los recuerdos. Alguien tenía que quedarse para resguardar nuestros recuerdos, alguien tiene aún la posibilidad de incrustarlos en el papel para que no se desperdicie nuestra huella, para que el futuro nos invite a juntarnos en algún café que aún no ha sido creado, sentarnos en esas mesas que serán diseñadas para que podamos escribir con nuestras voces aquellos recuerdos, aquellos espacios de tiempo que siempre lograbamos incluir en la historia subterránea de la ciudad. Alguien tenía que quedarse y el destino te eligió a ti, con esa imaginación que desnuda la soledad y convierte el silencio en una conversación inmemorial, que cubre las grietas originadas por la humedad en cuadros donde nos devuelves el destino.

La noche y los recuerdos. Hoy cumples ese proposito de reinventarte la vida, de llegar a esa puerta donde pasar significa encontrarte con tu destino, donde escribir tu nombre al final de una novela es la huella que te conduce a tu destino. La noche es ese pedazo de tiempo donde nos volvemos a reencontrar, los recuerdos provocan que todos los que un día escribiremos ese largo poema por el destierro y los que se quedaron a resguardar los sueños nos volvamos a encontrar en esa copa de licor repleta de futuro.

La noche y los recuerdos. La vuelta de hoja para escribir esa paloma que saldrá en vuelo hasta llegar a la eternidad.

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