LA VOZ Y EL DESTINO

La voz desde aquella madrugada, desde aquella esquina milagrosa que nos convoca con sus luces sensuales y es la voz de las velas derritiéndose desde el deseo infinito de nuestros labios, ese deseo que transcribe sus sueños a través de las caricias, a través de ese recorrido que hago con mis ojos sobre los poemas que he escrito en tu cuerpo, esos poemas que identifican cada deseo que has sentido, que identifican cada caricia que has imaginado desde tu lejanía y que ahora quieres impregnar sobre mi alma.

La voz y ese deseo infinito de encontrarnos sobre la timidez, sobre la alfombra de hojas que cubre el tibio suelo con vestimenta de otoño. Llega la tristeza y no es la misma tristeza por no poder besarte, es la tristeza que nos convoca el clima, es la tristeza que nos impone el capricho de no podernos abrazar, es la tristeza de un pensamiento inoportuno, la vocación y esas palabras que nos devuelven a la realidad.

Ahora quiero sentir tu voz acercarse a mis labios, besarme desde ese deseo que nace en la profundidad del alma, desearme los buenos días y caminar junto a mi en busca de la eternidad.