miércoles, octubre 14

DESTINO MARCADO




La voz de los árboles me indica cuanto tiempo debo caminar por este sendero acompañado de la soledad, este largo sendero que me conduce a tu abrazo, ese abrazo que se pierde en la oscuridad del tiempo, ese abrazo que a veces se acerca a mi cuerpo desde su destino y lo acaricia, lo describe con incontables caricias que se colocan justo donde nacen las palabras que llegan desde mis labios a tus oidos, las mismas palabras que cubren la desnudez de tu alma, que provoca esos instintos, que escribe tu nombre en las paredes de la calle sensualidad, que necesitan de tu calor para sonreir en estas noches, tan frias y distantes, tan perdidas en mi imaginación que han sido desterradas de mi alma, pero insisten en regresar, sobre todo cuando no quieres llegar, cuando evitas encontrarte conmigo desde esa distancia.
Voy camino a ti por esta callejuela llamada tristeza, descubriendo cuantos segundos tengo escondidos en mi corazón donde no puedo vivir sin tus besos y descubro que son muchos, tantos que ya no tengo espacio libre en mi corazón, que ya no hay sitio para seguir escondiendo mi amor por ti, que ya no hay sitio para vernos solo en las noches, para vernos desde el tiempo.
A lo lejos te veo sentada sobre tu roca favorita y me doy cuenta que evitas verme para que te sorprenda desde un beso, que disfrutas esa caricia que nace en la sorpresa, que deseas estar abrazada a mi desde tu alma, que necesitas de mis palabras para sonreir y allí te quedas, sentada sobre la espera.
Llego a tus labios y te beso, ya no quiero decirte todas esas palabras que pensaba decirte, ya no quiero estar separado de ti, solo te miro a los ojos y entiendo que te amo, entiendo que eres mi sombra, que eres mi vida y que estoy justo aquí, abrazado a ti escribiendo nuestros nombres en la eternidad del amor.

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