Estoy sentado en el borde del tiempo
La ciudad me descubre su destino
con esas luces que jamás dejan de piropear
mi sombra en las noches
No hay escape
la ciudad está en mi silencio
en mi primer beso después del atardecer
en esa luna que apenas comienza
a derretirse en las ansias
en esos besos que destilan el aroma
de los enamorados que se esconden
de la luz para descubrir
que el amanecer es un fragmento
que se filtra por las paredes
justo cuando el destino
acumula palabras y rostros
Estoy sentado al borde de la ciudad
a lo lejos busco tu rostro
entre tantas luces que avanzan
luces intermitentes
luces que están estacionadas
y que nos indican cual es la calle
que debemos tomar para descubrir
que somos parte del árbol milenario
que buscamos su sombra
para reescribir esas pequeñas historias
donde la soledad es un desvío
un espacio que no debe ser buscado
para incrustar nuestras ansias
que la soledad no es el poema
que se esconde en el rostro
maquillado de la adivinadora del tarot
ni el as de espada
es el dolor o el deseo
de buscar tus huellas
y conocer cuales son las primeras
historias que te conducen al árbol
Regresamos al árbol y podemos ver
que la ciudad no es la misma desde su sombra
que la ciudad no es la misma si la tenemos
bajo nuestra ilusión y la lejania
que la ciudad no devuelve el tiempo
que malgastamos al no disfrutar
de sus intimidades y conversaciones
Estoy sentado
apenas comienza a salir el sol
apenas renace la sonrisa
me levanto
salgo a caminar.....
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1 comentarios:
Muy hermoso su poema libre como el viento. Sin ataduras.
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