martes, septiembre 1

YO QUIERO MORIR UNA DE MIS MUERTES



Yo quiero morir una de mis muertes desde tus labios porque desde allí la resurrección es comparable a la última voz y no existe un pecado que no pueda ser considerado cuerdo por esos frailes que caminan de espalda en la arena tibia. Yo no quiero escapar, no está escrito en ese libro grande que reposa sus memorias en la biblioteca de cristales altos y no se porque siempre termino mis conversaciones enredado en un abrazo contigo, no lo sé, es tan difícil esconderse del sol en los desiertos y sin embargo nunca estás sobre mi para protegerme, no piensas que la palabra egoismo sea tu dizfras favorito y siempre colocas algún poema para distraer la palabra de los críticos mientras te pierdes entre el humo de tu cigarro por aquella pradera lejana.
Yo no quiero morir otra de mis muertes porque siempre estás pendiente de mis naufragios para tenderme el salvavidas y después escapar. No sabes que ese privilegio de trepar por el esqueleto de una hoja silvestre te convierte en la adivina favorita de la tribu y como no lo sabes escapas, te pierdes y te sonries desde esa roca en lo alto donde puedes ver mi nostalgia dibujada en la arena, la misma arena donde siempre me dejas desnudo después de cada naufragio.
Yo no puedo morir otra de mis muertes porque desconozco de que lado del sol nace tu sonrisa y no es sabio desconocer aquella melodía que siempre persigo y que cuando estás viviendo tu hora de árbol marchito entonas para que yo me acerque y te consuele. No es tan dificil el amor, no es aquello que se busca y nunca se gana, no es la lotería traicionera que te manda avisos equivocados para luego burlarse de ti al no alcanzarla, no, no es tan difícil el amor, lo difícil son los enamorados y eso Dios lo sabe y alguien me dijo un día que Dios estaba pendiente de cada amor que nacía para ponerle trampas, porque el amor es ese campo minado que siempre está pendiente de tus equivocaciones.
Yo no deseo ver más otra muerte de mi alma porque la tristeza es una dama sonrojada que me lanza piedras y me culpa por los errores y yo no soy ese culpable melancólico que destroza los bares después de una copa equivocada.
Hoy me levante desde mi última muerte y me he prometido besar tus manos desde tu recuerdo, amanecer, como siempre abrazado a tu sonrisa, esperando que tu corazón vuelva a asesinarme detrás de la flor.

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